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San Rafael Entrevista Viernes, 9 de Diciembre de 2022

35 años de vocación y servicio por la salud de los niños 

El médico Pediatra Juan Adrian Reche, presidente de Anim Conin dialogó con Mediamendoza sobre la Fundación y su pasión por la medicina, una vocación que abrazó desde muy temprana edad y que tantas satisfacciones le ha traído. 

Viernes, 9 de Diciembre de 2022
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11/12/2022

La semana pasada, más precisamente el 3 de diciembre, se celebró el Día del Médico, una jornada dedicada a estos profesionales con vocación de servicio para asistirnos en caso de alguna enfermedad y salvar vidas.

Para rememorar esta jornada y homenajearlos de alguna manera dialogamos con el médico pediatra Juan Adrian Reche.

En una entrevista en la que con la humildad que lo caracteriza hizo un repaso de su trayectoria y la obra que lleva adelante al frente de la Fundación Anim-Conin, con la que junto a otros profesionales y voluntarios llevan más de una década en San Rafael en la prevención y lucha contra la desnutrición infantil.

Además se refirió a su pasión por la medicina, vocación que abrazó a muy temprana edad y su amor por los niños, lo que lo llevó a decidirse por esa especialidad una vez finalizada su carrera. Sus hijos no continuaron su legado, pero se siente orgulloso de que cómo él, hayan optado por aquello que los apasionaba, no obstante espera que algún nieto se sienta interesado en heredar y continuar con el consultorio de su abuelo, cuando crezcan.

¿Siempre quiso ser médico, cuando descubrió esta vocación?

Sí, creo que a los 13 años más o menos surgió mi inquietud por la medicina, pese a que estaba en una escuela estudiando como perito mercantil, pero mi vocación ya estaba.

Cuando terminé el secundario tuve propuestas para trabajar en la parte contable, pero mi vocación permanecía intacta, asique me fui a Mendoza a estudiar Medicina y luego la especialidad en Pediatría, estuve en el hospital Emilio Civit y luego en el Fleming, donde entré de forma muy afortunada y casi sin pensarlo, por lo que me quedé 10 años en Mendoza, trabajando allá y me casé, pero como mi esposa también es sanrafaelina, después decidimos volvernos.

En cuanto a mis padres cuando mi hermano y yo nos fuimos a estudiar para allá ellos también se fueron con nosotros

¿Y acá en San Rafael donde continuó su carrera?

La mayor parte en centros de salud, haciendo medicina de seguimiento de los niños. Trabajé en Villa Atuel y Goudge, después me vine a Cuadro Nacional y El Cerrito, también hice mucho tiempo guardias en el hospital Schestakow. Después estuve en la guardia del hospital Español y Neo.

¿Cuántos años lleva en la profesión?

Llevo 35 años, un largo camino.

¿Y cómo ha vivido estás más de tres décadas de médico?

Yo digo que cuando uno hace lo que le gusta no resulta pesado ni poco oneroso, uno lo disfruta. El problema es cuando uno no tiene la vocación y pone en marcha esto como una salida, y más aún en la medicina donde generalmente todo es servicio.

Por ahí quien más sufre es la familia, más que nada por los horarios, pero para mí ha sido muy placentero y algo muy lindo, y en definitiva lo que siempre quise.

¿Por qué pediatría?

Será porque me gustan mucho los niños, me gustan sus reacciones, su naturalidad y espontaneidad. Esas cosas que tienen los niños que nunca dejan de asombrarlo a uno a pesar de tener 35 años en contacto permanente con ellos.

Y a pesar de ese costado lindo, ¿debe ser difícil ver a uno de esos pacientes en un estado de salud grave no?

Uno generalmente sabe las situaciones especiales en la que un niño está y uno trata de ayudarlo en todo lo que puede, sabiendo que no somos perfectos, no que todo lo vamos a poder curar. Eso es algo que el médico tiene que saber, que todo esto es acompañar, ayudar y aportar todo lo que uno sabe y lo demás está en manos de Dios para mejorarlo.

Es difícil esa situación, pero es muy lindo ver las respuestas, muchas veces la pediatría tiene esa posibilidad de que después uno ve crecer a esas personas y no en el caso de aquellos que hacen especialidades para adultos que saben que ese camino es más corto.

¿Imagino que con su trayectoria ya debe tener dos generaciones de pacientes?

Sí, para mi es gratificante ver mamás que fueron mis pacientes que hoy traen a sus hijos o abuelas que traen a sus nietos porque yo atendí a sus hijos.

Y la parte de servicio con Anim-Conin ¿Cómo llega?

Esto surgió porque cuando uno ve que realmente hay una enfermedad, como el déficit intelectual en los niños producido por algo que se puede remediar en la etapa de los mil días que es desde la concepción hasta los dos años, realmente me llamó mucho la atención.

Con el doctor Albino compartí trabajo en el Sanatorio Fleming unos años y cuando el regresa de España de hacer una especialidad y llega con la idea de hacer esta obra me llamó la atención. Entonces me capacité en todo lo necesario para poder conseguir la franquicia de Conin en todo lo que tiene que ver con bien alimentar y bien estimular al niño en todo ese periodo de la vida para que el niño alcance su nivel intelectual lo mayor genéticamente posible y realmente eso económicamente para el país es muchísimo.

Hoy en día sufrimos mucho por la crisis del país en lo que respecta a problemas familiares y de alimentación que se altera en esta situación y estamos trabajando en eso, porque trabajamos con esas familias tratando de tomar a la mamá como eje fundamental, enseñarle como tiene que alimentar a su hijo como tiene que estimularlo y llevar a que el niño aumente su vocabulario y todas sus capacidades para que llegue a tener todo su potencial genético.

Más allá de la situación económica de una familia, muchas veces hay falencias que tienen que ver con el cómo alimentar o estimular el desarrollo del niño no?

Si es muy importante porque uno muchas veces uno lo ve en los consultorios, manejamos constantemente estas situaciones o deriva al paciente, pero son mamás especiales que necesitan el acompañamiento a diario, el aprender muchas cosas de las que no tienen conocimiento, porque no lo vivieron o la situación las llevó a que no tuvieran esa capacidad, como el niño requiere ese cariño y un montón de cosas que nosotros se lo brindamos semanalmente cuando la mamá va y está en los talleres y se las educa y estimula muchísimo.

Y todo el trabajo de los profesionales como pediatras, nutricionistas, psicopedagogas, la estimulación temprana y trabajadora social que sabiendo cómo es esa familia podemos ayudarla mejor.

¿Cuantos años lleva esta obra en San Rafael?

Anim comenzó en el 2011 y tuvo la franquicia en el 2013, es decir que ya son 11 años y vamos en marzo por los 10 años de franquiciados.

Y a lo largo de esta década, ¿han logrado muchas objetivos?

Si por suerte si, ya tenemos nuestro espacio para lograr algún dia nuestro edificio propio, pero todo se ha retrasado por la inflación y los precios que aumentan todos los días por lo que no logramos tener un presupuesto fijo a la hora de pensar en construir, porque todos los días cambian los precios, sumado a los dos años de pandemia, todo nos ha llevado a que no podamos avanzar con eso. Mientras tanto seguimos funcionando en la calle Comodoro Pi 35, y si bien nos han pedido la casa, pero nos han dado el tiempo necesario para poder acomodarnos en otro sitio.

¿Cuantas familias asisten?

Cuando la mamá viene por voluntad propia se consiguen muchas cosas, que el niño recupere peso rápidamente y siempre queda la parte de estimulación que hoy es tan difícil y ya desde el jardín se ve cuando en los niños no alcanzan a percibir bien ciertas cuestiones y se trabaja mucho para fortalecer todo en la parte psicopedagógica previo a la escolaridad, por eso a veces tenemos a los pacientes un poco más.

Actualmente tenemos 20 familias y los logros han sido muy importantes con los niños que se recuperan y las mamás que también han logrado muchísimo, tenemos a las mamás que han terminado el secundario, que han seguido estudiando y las mamás de ese modo están mejores y pueden ayudar a sus niños.

¿Debe ser gratificante ver a esos pacientes y sus familias recuperadas?

Si el cambio de ellos se ve y es muy placentero ver a esos niños crecer, en el caso del doctor Albino el cuenta que se encuentra con jóvenes profesionales que le dicen que fueron pacientes suyos y eso realmente es muy gratificante.

¿Son muchos los voluntarios que trabajan allí?

Si son varios además del equipo de profesionales, tenemos muchos voluntarios en la parte de alfabetización, cocina y otros talleres como costura y arte, son mamás que trabajan con las mamás y además de enseñarles hay charlas profundas con ellas, siempre para estimularlas.

Después el trabajo con los jardines y las profesionales que trabajan con estimulación temprana, fonoaudiólogos para ayudar a los chicos a mejorar su vocabulario, entre otros.

Además de la gente que colabora económicamente y con aporte de alimentos, mucha gente que se va sumando a ayudar y eso nos gratifica muchísimo, porque indica que estamos haciendo las cosas bien.

Si volviera a esos 13 años elegiría nuevamente la profesión, ¿nunca hubo nada que lo hiciera replanteárselo en todos estos años?

No la verdad que no, elegí algo que me gustaba y me sigue gustando. La rama de la pediatría además me ha dado mucho, siempre la comparo con la docencia, los docentes se acuerdan de sus alumnos y sus alumnos de sus docentes, con los pediatras pasa lo mismo.

Cuando uno busca algo por vocación hay que ir por ello, en el caso de mis hijos no estudiaron medicina y cuando me plantearon sus vocaciones yo nunca interferí porque cuando uno hace lo que le gusta se siente bien y va para adelante.

Veremos que pasa con mis nietos si alguno sigue el legado y hereda el consultorio del abuelo, pero lo importante que hagan lo que les guste. 

¿Con respecto a la Fundación en qué están trabajando ahora?

En las vísperas de las fiestas estamos preparando una caja navideña, antes hacíamos las cenas, pero en muchas casas no cuentan con heladera, por lo que estamos pidiendo colaboración para armar cajas navideñas con diferentes productos no perecederos.